Resumen Capítulos 1 y 2 – Salvaje de Corazón

Salvaje de corazón es un libro que llama a la masculinidad y emana masculinidad. Estoy seguro que Dios desde hace ya varias décadas está haciendo un desesperado llamado porque volvamos a encontrarnos con nuestro corazón.

En una sociedad como la de hoy, en un sistema como el actual, es necesario un despertar de nuestro corazón; para entenderlo, para entender su verdadero diseño y reconocer cual es nuestro rol en nuestra vida y la de quienes nos rodean.

Los hombres buscamos libertad, buscamos pasión y también aventura. Examinemos nuestros deseos más profundos y veamos ¿Qué deseamos ser? y ¿En qué deseamos convertirnos?

Cuando eramos niños estoy seguro que la palabra empleado, gerente o asistente no fueron las que usamos. Cuando vemos una película de acción no elegimos ser el actor de reparto, ni la persona que muere al principio, y pocas veces elegimos ser el antagonista.

En lo más profundo de nuestras almas existe un llamado a lo salvaje, a lo indómito, a la aventura como ya dije… a la libertad.

En busca de nuestro corazón

El hombre ha perdido su corazón, tantos códigos y compromisos impuestos nos han anestesiado a encontrarnos con nuestra verdad. Es necesario emprender un viaje para reencontraros con esa verdad… con nuestros corazones… y con el Dios de nuestros corazones.

Tenemos un insaciable deseo por explorar, por conocer, por construir, por crear y emprender.

¿Lo tienes tú?

¿Cuál o cuáles son tus deseos?

Si aún no los has conseguido es porque quizás aún no has navegado en los profundidades de tu alma para encontrar lo que verdaderamente mueve tu vida, ese motor que te impulsa a ser quién has sido llamado a ser.

Llamados a la aventura

«La aventura, con todos sus requisitos de peligro y locura, es un profundo anhelo espiritual en el alma del hombre» dice John Eldredge

Y si no me crees y aún no puedes escuchar ese latido que te demanda libertad, veamos algunos ejemplos de hombres que escucharon ese latido.

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Magallanes no se detuvo hasta llegar de un océano a otro.

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Marco Polo salió a buscar a China.

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Aunque América ya había sido «descubierta», Bolívar salió en busca de la libertad.

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En una tierra conocida, Neil Armstrong, Michael Collins, y Edwin E. Aldrin fueron en busca de lo desconocido.

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Finalmente, Noé fue llamado por Dios a repoblar la tierra.

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Moisés llevado a libertar a los israelitas a una nueva tierra.

Estos y muchos otros personajes en la historia nos hablan de nuestra naturaleza. No solo se trató de encontrar riesgo, va mucho más allá… Es encontrarnos con nosotros mismo, con nuestros corazones.

Necesidad de respuestas

Nuestras interrogantes no pueden ser respondidas en las salas de nuestros hogares, no pueden ser respondidas en la universidad, en nuestros amigos, mucho menos en una chica. Estas interrogantes que marcan nuestro destino no las conseguimos ni aún dentro de la iglesia. Dios nos está llevando a lo salvaje y profundo de su corazón para que lo conozcamos y ÉL mismo, en nuestro viaje, sea respondiendo a cada una de nuestras preguntas.

¿Quién soy?

¿De qué y para qué estoy hecho?

¿Cuál es mi destino? ¿Cuál es el propósito al que fui llamado?

Dios desea responder cada una de estas interrogantes tanto como nosotros.

Es el miedo lo que nos mantiene alejados de estas preguntas. Miedo a no ser suficientes, miedo a creer que no tenemos lo necesario para lograrlo. Es el temor de aún no haber sido identificado como «capaces» para lograrlos. Pero justo esas son las intenciones de Dios.

El viaje hacia el desierto

Y para encontrarnos con estas respuestas, para encontrarnos con nuestra verdadera identidad, es necesario emprender un viaje del alma ya que nuestro llamado lo escucharemos en el desierto, en lo indómito, en lo aún no explorado.

Así como Moisés fue llevado 40 años al desierto

Elías escuchó a Dios en una cueva

David fue retado en el campo de batalla, lejos de su casa…

Pablo tuvo su primer encuentro con Dios camino a Damasco.

Jesús fue llevado por el espíritu santo al desierto.

Lee alguna historia de la biblia y nota como Dios nos lleva a nuestra iniciación de esa forma. Llevándonos al «desierto» para darnos identidad.

Una sociedad ciega

Hoy, hemos sido bombardeados y ahogados en medio de tanta televisión, de tanto entretenimiento a través de las redes sociales, la música que nos debilita y la pornografía que nos esclaviza. Nuestras almas están siendo distorsionadas y Satanás ha hecho su mayor intento en sepultar en un lugar muy lejano nuestros deseos más reales.

Si te fijas en el hombre de hoy ¿Qué ves? De seguro no muchos como lo que tu llamas masculinidad. En algunos casos ves a hombres «duros», fingiendo ser los más machos buscando alguna clase de pelea, siendo violento con su familia o con sus cercanos, sin embargo tu y yo sabemos que ahí no es donde radica la verdadera masculinidad. Por otro lado están los hombres llenos de miedo, creo que la mayoría entramos en esta categoría. Hombres que estamos viviendo bajo las sombra de un mundo que nos absorbe.

La sociedad ha convertido a la masculinidad en algo femenino. Nos han dicho que ser hombres es malo. Que debemos ser más… mujeres.

Nunca antes habíamos experimentado una confusión de género tan grande y hoy vivimos las consecuencias de esto.

La iglesia

A un nivel profundo, el cristianismo también ha hecho un daño caótico a la masculinidad. Nos han confundido con una doctrina diciéndonos que Dios nos ha creado para ser «chicos buenos»

Un cristiano «ejemplar» es aquel que no fuma, no bebe o no dice malas palabras… eso es lo que nos hace ser hombres.

No objeto que beber o fumar sea algo dañino para la salud y que es mejor no hacerlo. O que una persona con un vocabulario sano sea más agradable que aquella que hace uso excesivo de malas palabras. Dios mismo habla muchas veces acerca de la importancia de lo que decimos. Sin embargo, considero que esto no está ni cerca de lo que es verdaderamente ser un hombre.

Los cristianos somos… aburridos. No hay masculinidad en nosotros que llame a otros hombres a acercarse a ese Dios que amamos y servimos. Y este es no es y nunca fue el plan de Dios.

La iglesia se pregunta por qué no puede conseguir más hombres para llevar a cabo sus programas. La respuesta es sencilla: No hemos invitado a hombres a conocer y a vivir desde la profundidad de su corazón.

Invitación

Dios está invitándonos de vuelta a la masculinidad

«Ven y vive lo que anhelo que seas»

En el corazón del hombre hay con seguridad tres deseos que todos compartimos. Han estado siempre ahí y no podremos ignorarlos eternamente. Son indispensables para describir quién soy qué anhelo ser. Miro el pasado, leo un poco de historia, escucho la vida y los anhelos de otros hombres y estoy convencido que estos son deseos universales. Una clave a la masculinidad misma. Se pueden perder, olvidar o emplear mal, pero en el corazón de todo hombre existe:

  1. Una batalla que pelear

  2. Una aventura que vivir

  3. Una dama que rescatar

¿Puedo sentirme identificado con estos tres deseos?

Diseñados de esta forma

Dios nos diseño para no solo sentir sino también conquistar estos deseos. La tierra necesita que el hombre sea feroz y ferozmente devoto. Violentos que emprendamos con todas nuestras fuerzas una relación intensa e íntima con Dios (Mateo 11:12).

Guerreros que luchen por conquistar su corazón y por responder por el corazón de los seres de quienes nos rodean. Siendo niños, cuando jugábamos a la guerra estábamos ensayando nuestra parte en un drama mucho más grande. Piensa en tu infancia y recuerda todas las veces que jugaste con casi cualquier cosa como si fuera un arma y tú un guerrero.

Las películas que nos gustan, por ejemplo, revelan lo que nuestros corazones anhelan.

¿Qué películas te gustan? ¿Qué puedes identificar?

Todo hombre quiere desempeñar el papel de héroe y es porque héroe has sido creado.

La aventura está escrita en nuestros corazones. Venimos de un Dios salvaje, peligroso, sin límites y libre.

Comparte alguna de tus experiencias de aventura que han traído plenitud a tu alma.

Reconozco que además de ser apasionante, la aventura requiere algo de nosotros, algo que nos pone a prueba.

Si un hombre siente no tener ninguno de estos deseos se debe a que no sabe que tiene lo que se requiere. Las circunstancias han causado una herida que los ha castrado. Su pregunta aún no ha sido respondida.

Una belleza a ser rescatada

No hay nada que inspire tanto a un hombre como una mujer. Deseamos ser el campeón de una mujer bella. La batalla en sí no es suficiente, un hombre anhela romance. No es suficiente ser un héroe, si no ser el héroe de alguien.

Así como los hombres, el corazón de las mujeres también están tatuados tres deseos indelebles. La mujer desea:

  1. Que peleen por ella

  2. Una aventura que compartir

  3. Una belleza que develar

Cuando una mujer hable de ti. ¿Te gustaría ser el tipo bueno o el héroe cuando hable de ti? ¿Crees que las chicas desean estar con el santurrón o con el hombre temerario que va al frente ofreciendo seguridad?

¿Te identificas?

Examina los más profundos deseos que hay en ti

¿Qué dicen?

Son los deseos de Dios

Salvaje de corazón es una aventura que trata de recuperar y liberar el corazón de un hombre, sus pasiones y su verdadera naturaleza. La que fue dada por Dios.

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Obligación del alma

No es una opción si un niño ha de convertirse en hombre, o si hombre ha de llegar a saber lo que es. Un hombre debe saber de dónde viene y de qué está hecho

Para algunos Dios puede representar a alguien débil o distante. Es posible que muchos de nosotros aún no hayamos tenido un encuentro con ese Dios verdadero, cercano y amante, apasionado y sacrificado.

¿Cómo ves a Dios? ¿Cuál es tu imagen de Jesús como hombre?

Eldredge alega de «decirme que sea como el Jesús que me han vendido es decirme que sea un buen tipo, que sea la madre Teresa… yo preferiría ser como William Wallace»

Si eres un leproso, un marginado, un paria de la sociedad a quien nadie ha tocado por ser «impuro», si lo único que has añorado es una palabra amable, entonces Cristo es la reencarnación misma de la misericordia tierna. Sin embargo si eres un fariseo, uno de esos autoproclamados guardianes de la doctrina… ¡cuidado! Jesús en más de una ocasión Jesús enfrentó a estos hipócritas en público.

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Jesús es la Madre Teresa pero también es William Wallace.

El corazón de Dios

En el corazón de Dios también habitan estos deseos anteriormente mencionados.

Dios tiene una batalla que pelear que es por nuestros corazones y por nuestra libertad. Dios claro que es amor, es gracia y también misericordia. Sin embargo, su carácter no deja de ser un Dios apasionado y guerrero. Dios tiene una naturaleza bélica.

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Jueces 15:14 (NVI)

Cuando se acercaba a Lehí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento el Espíritu del Señor vino sobre él con poder, y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada, y las ataduras de sus manos se deshicieron.

¿Qué Dios viene sobre alguien de esa forma? El Dios guerrero.

Éxodo 15:3 (RV1960)

Jehová es varón de guerra;
Jehová es su nombre.

Dios también tiene una aventura que vivir con nosotros. Ha creado la tierra inhóspita, salvaje, peligrosa… y aún así la nombrado «buena». La mayor parte de la tierra no es segura pero es… buena.

Hemos sido confiados con poder. Tomó una decisión arriesgada que lo hace vivir una aventura junto a nosotros día a día. ÉL está con nosotros en la aventura. Dios NO es controlador y esa es su gran aventura. Confiar en nosotros para vivir  de forma no forzada haciendo su voluntad. La disposición de Dios por arriesgarse es sencillamente asombrosa.

Dios es autor de la fe. Las circunstancias desfavorables son su especialidad porque ÉL desea mostrarse con poder para que podamos ver su gloria.

Por último, Dios tiene una bella a quien rescatar, es la iglesia. Somos tú y yo, y son nuestros corazones extraviados. Dios desea darnos libertad, desea amarnos y como ya he dicho… rescatarnos.

Que sea Dios llevándote a través de esta aventura por la búsqueda de tu masculinidad. No hay nada que Dios desee más que puedas encontrarte con tu corazón, con tu diseño original, con ese héroe que Dios ha llamado para llevar de su libertad a aquellos que aún están cautivos del temor. Dios desea que lo conozcas, y no hay mejor camino para conocerlo que primero conociendo el corazón que ÉL creó.

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